Entre los pinos lejanos
el cielo se torna mar.
Un horizonte mentido.
Profundo sabor a sal.
Marea baja, sin olas.
Playas que nunca serán
con caracolas sin concha
y con peces de cristal.
En el ocaso, las rocas
rompen las crestas del mar.
En las ramas de los pinos
los pájaros duermen ya,
sus picos blancos de espuma,
las alas blancas de sal.
Joy Boixet
Joy Boixet
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